Documental Chicas Nuevas 24 horas: La película que nos desnuda

Por Andrés Colmán Gutiérrez

La Policía española identificó a más de un millar de paraguayas como víctimas de tráfico y explotación sexual, pero aquí no se habla de eso. Una compatriota víctima de trata pudo ser salvada de una condena a muerte en China gracias a una campaña solidaria, pero seguimos sin abordar la cuestión de fondo: Nuestras niñas y mujeres –principalmente pobres y marginadas– siguen siendo “la materia prima” más codiciada para un oscuro negocio que mueve 32 mil millones de dólares al año. La excelente película documental Chicas Nuevas 24 horas, de Mabel Lozano, nos pone frente a ese espejo de verdad incómoda, frente a esa cruda realidad que pretendemos ignorar.

Sofía está allí, recostada contra la pared de un frío túnel, en algún marginal punto de Madrid. Aunque su temblorosa voz todavía de niña imita el característico tono de hablar de los madrileños, es inevitable advertir detrás de ese barniz sonoro los ecos de su lengua guaraní, el acento campesino que trajo desde su Atyra natal.

Sofía es paraguaya y ahora tiene 17 años. Se fue a España cuando todavía era muy chica, una niña indefensa ilusionada en tener allá un trabajo digno y ayudar con el dinero a mantener a sus padres y a sus cinco hermanos más pequeños, pero el sueño se convirtió en dolorosa pesadilla: Sofía acabó encerrada en un sótano por su propia tía, la que le había ayudado a viajar, y que solo buscaba entregarla a una red mafiosa de prostitución y explotación sexual.

Con mucha valentía y dignidad, Sofia ha aceptado dar la cara ante la cámara y relatar su historia sin maquillajes, aun sabiendo que eso pueda implicar que -según los antivalores de nuestra cultura popular paraguaya- ella quede estigmatizada por haber caído en las redes de la prostitución.

Como también ha aceptado dar su testimonio en la misma película otra valiente mujer compatriota que logró escapar de las redes de la mafia de trata paraguayo-española, Estela Santander, quien hoy está haciendo todo lo posible para llevar a juicio oral a los que la sometieron.

Una película valiente

Una animada business speaker inicia una charla ante el auditorio de un lujoso salón: Describe un potencial negocio que mueve 32 mil millones de dólares al año, en donde la materia prima no se agota y siempre será codiciada.

Con esta peculiar forma de narrar, que parodia a las conferencias motivacionales del mundo empresarial, la cineasta Mabel Lozano nos introduce al submundo de la trata, mostrándonos la verdadera cara de un floreciente negocio que trafica con el dolor, con la necesidad, con los más bajos instintos del ser humano.

De hecho, el principal ícono gráfico escogido por Mabel y su esquipo es el sello de un código de barras, con el que nos marcaron durante la presentación del proyecto en Paraguay, con la evidente intención de hacernos sentir en la piel lo que significa que el ser humano sea tratado como simple mercadería de un gran supermercado global.

La cámara de Rafa Roche (el director de fotografía del film) recorre las calles de pueblos y ciudades del Paraguay, Argentina, Perú, Colombia y España, mostrando lo que generalmente no vemos: el infame tráfico que se alimenta de las más indefensas, de la lacerante realidad de pobreza y marginación.

Esta es la tercera película documental de Mabel Lozano, que cierra su trilogía sobre la trata. Las anteriores, Voces contra la trata y Escúchame, abrieron el debate sobre un tema con el que muchos se horrorizan, pero son pocos los que están dispuestos a hacer algo para que esto cambie.

Una colaboración cercana

Hace más de un año recibí un primer correo de Mabel Lozano, desde Madrid. Me contaba que había leído algunos reportajes investigativos míos sobre la trata de personas entre Paraguay y España, me habló del proyecto de su nueva película y me pidió ayudarla, incluso que aparezca en el filme.

Así empezó una colaboración cercana en el proyecto. Varios de mis reportajes se difundieron en la página web de Chicas Nuevas 24 horas, les ayudé con algunos contactos y finalmente me sumé al rodaje y la presentación en Paraguay.

El hecho de que la co-producción en nuestro país haya sido asumida por los chicos de Puatarará Films hizo aún más grata la experiencia. Con el equipo de Osvaldo Ortiz Faiman hemos trabajado además en el filme documental Desmontando Curuguaty, que él dirigió y del cual soy guionista.

Empecé a involucrarme periodísticamente con el tema de la trata en 2003, con el caso de L. R., una chica de Independencia, Guairá, que logró escapar de una red mafiosa que la llevó con engaños a España, para obligarla a prostituirse. Ella pudo escapar de su encierro con la ayuda de un cliente y retornar al Paraguay, donde fue la primera en denunciar este oscuro negocio. Con la investigación que abrimos a partir de su caso pudimos hallar a varias otras víctimas y evidenciar los tentáculos de la operación criminal.

En 2008, a meses de haberme instalado en Ciudad del Este, al frente de la Redacción Regional de Última Hora en Alto Paraná, tuve otra perspectiva. Había leído en años anteriores unos estupendos reportes de mi colega y amigo Wilson Ferreira sobre la trata en la zona triple-fronteriza y con su asesoramiento iniciamos con la compañera Sofía Masi Verón una serie de reportajes investigativos, que publicamos a partir del 13 de enero de 2008, con el título Trata y explotación sexual de menores de edad en la Triple Frontera.

A través de la organización regional Ceapra, pudimos contactar con Graciela, una chica de 16 años de edad a la que habían llevado bajo engaños, con otras dos chicas menores, supuestamente para trabajar como mozas en un restaurant de Puerto Esperanza, Misiones, Argentina, pero acabaron encerradas como prisioneras en un galpón y fueron obligadas a prostituirse.

Rehicimos el camino que las tres chicas anduvieron hacia su propio infierno. Cruzamos en canoa el río Paraná desde la paraguaya localidad de Puerto Irala, a 70 kilómetros al Sur de Ciudad del Este, hasta la argentina Esperanza, en la misma canoa en que ellas fueron llevadas, sin pasar por ningún control, pagando solamente 5 pesos (en ese momento 7.500 guaraníes) por la travesía.

La serie de reportajes se publicó durante dos semanas, incluyendo testimonios de mujeres víctimas que habían sido llevadas a España, y tuvo mucha repercusión internacional. Varios equipos de televisión internacional como Infinito, TVE, Telecinco, nos contactaron y vinieron a realizar programas especiales.

En abril de 2010 publicamos el testimonio de Estela Santander, la valiente mujer que pudo huir de la misma red mafiosa, y que desde entonces está decidida a llevar a proceso judicial a sus tratantes, a pesar de los múltiples intentos en la Justicia alto paranaense porque no se realice el esperado juicio oral. Estela es otra de las protagonistas claves en la película de Mabel.

La situación sigue…

Desde entonces, la situación no ha variado mucho. Esta sigue siendo una de las regiones del mundo donde más se reclutan mujeres niñas, adolescentes y adultas, para el gran mercado internacional de la prostitución. Por la dura realidad de pobreza y de ignorancia en que viven miles de familias, pareciera que hay como un inmenso cartel globalizado, que dice: “Se venden niñas, tratar en Paraguay”.

Aunque a nivel gubernamental local se ha incrementado mediáticamente la acción contra la trata, la situación no ha cambiado mucho. Hay mucha mentira e hipocresía. Se gastan millones en realizar congresos, seminarios, conferencias, estudios, encuestas, investigaciones, confeccionar y distribuir publicaciones, carpetas, folletos, afiches, cedés y devedés promocionales… que repiten lo mismo de siempre, pero casi nada se hace para atacar los puntos críticos de la frontera, por donde numerosas niñas y adolescentes mujeres paraguayas siguen siendo llevadas ilegalmente, para ser sometidas a una inhumana explotación sexual en los prostíbulos de Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Perú, México, Estados Unidos y España, principalmente.

Hay esfuerzos heroicos y casi solitarios, como los de la fiscala Teresa Martínez, que son reconocidos en la película de Mabel. Pero sin recursos suficientes, sin verdadera voluntad política, la cuestión de fondo permanece inalterable.

Chicas Nuevas 24 horas, es una película que nos desnuda en la pantalla grande, permitiendo dar mucha más visibilidad al drama que aquí seguimos escondiendo bajo la alfombra. Porque en realidad el tráfico de niñas y mujeres con fines de explotación sexual está también muy vinculado a otras actividades del crimen organizado, como el narcotráfico, el contrabando, el tráfico de armas, el lavado de dinero y sus profundas ramificaciones en el poder político y en todos los poderes de nuestro Estado. Lo que ahora llamamos narcopolítica.

Por todo eso, hay que ver la película de Mabel Lozano.

Fuente: Al otro lado del silencio. El blog de Andrés Colmán