La Abogacía da un paso al frente contra la trata de personas

La trata de niñas y mujeres con fines de explotación sexual es a día de hoy una de las más grandes lacras de nuestra sociedad por la extrema vulneración de los derechos humanos más básicos que representa.

La Abogacía da un paso al frente y asume la responsabilidad social que corresponde a los abogados en defensa de los derechos de las personas que se encuentran más desprotegidas. Somos conscientes de que son numerosos los momentos procesales en los que el abogado tiene que ser capaz de ofrecer una asistencia letrada de calidad a las víctimas de trata y por eso la sensibilización y formación de los abogados y abogadas en esta materia nos parece crucial.

Es necesario destacar que entre todos esos momentos, quizás hay uno clave en la intervención letrada que reviste especial importancia: el de la detección e identificación de posibles víctimas de trata. Por eso, yendo incluso más allá del conocimiento de los abogados y la invocación o aplicación de las normas correspondientes que se presume a todo operador jurídico, queremos hacer especial hincapié en el desarrollo de una empatía especial y en que se cuente con información y conocimiento suficiente del origen, las causas y el contexto de esta dura realidad.

En este sentido, queremos hacer un llamamiento a que abogados y abogadas permanezcamos ojo avizor, especialmente en las zonas sensibles de nuestra geografía  -entendiendo por tales principalmente, aunque no sólo, puertos, aeropuertos y áreas de litoral-, para poder garantizar una asistencia que trascienda de lo rutinario o de la visión estrictamente migratoria. Para ello es básico el tratamiento individualizado de cada persona, el conocimiento de los indicadores básicos para la determinación de potenciales víctimas, la colaboración y conexión con las entidades especializadas, etc.

La trata de seres humanos es uno de los grandes déficits que como sociedad moderna, abierta y democrática que se supone que somos, estamos sufriendo. La trata y sus consecuencias las tenemos diariamente delante de todos nosotros.

Un problema de tal envergadura requiere la colaboración y el esfuerzo de coordinación de todos los actores implicados tanto públicos como privados, y por eso lo pedimos a las autoridades competentes. Pero también, y de forma especial, requiere del compromiso y la concienciación de toda la ciudadanía. Ninguno de nosotros puede permanecer impasible ante el régimen de esclavitud y explotación que padecen seres humanos. Ni como abogados, ni como personas.

Fuente: Fundación Abogacía