Mabel Lozano, directora: «Sería incapaz de inventar tanta maldad»

Cada vez que Mabel Lozano (Toledo, 1967) se coloca detrás de una cámara, es difícil que al espectador no se le pongan los pelos de punta. Lozano, en el pasado actriz y presentadora de televisión, es ahora una destacada documentalista, que pone el foco en la mujer.

Tras Las esclavas del siglo XXI está terminando su último trabajo: Chicas Nuevas 24 horas, también sobre la trata.

Sí, lo rodamos en cinco países diferentes y estamos ahora acabando la posproducción. Se centra nuevamente en la trata, pero poniendo el foco en su negocio. Un negocio que genera al año cerca de 30.000 millones de euros y que sólo se lucra de una cosa, que es el cuerpo de la mujer y de la niña. Mucha gente piensa: «Gracias a que nosotros pagamos, ellas viven». No, están equivocados. Por lo que ustedes pagan, muchas personas viven bien, pero no son las mujeres. Mi último trabajo lleva precisamente a la reflexión. Es decir, yo como ciudadano, ¿qué puedo hacer? Pues saber que un porcentaje muy alto de mujeres que ejercen la prostitución en nuestro país son víctimas de trata. Hay que saberlo para no ser cómplices y para no mirar para otro lado. Pensamos que la esclavitud del siglo XXI ocurre en países subdesarrollados. Y sí, en esos países es donde se «caza» a las mujeres, pero donde son explotadas es en el nuestro. Aquí impera la ley de la oferta y la demanda. Si no hay demanda, no hay oferta. Sin embargo, en España cada vez hay más demanda de mujeres jóvenes, que tienen rostro de niñas. Estamos hablando de que en nuestro país se paga por mantener relaciones sexuales con menores, que vienen engañadas con la esperanza de encontrar un trabajo, una oportunidad, una vida digna… Y ante estos hechos, no podemos cerrar los ojos.

¿Por qué siempre pone el objetivo en estos temas?

Todo el mundo me pregunta que si algún día haré ficción. Yo tengo claro que no, porque la realidad supera a la ficción. Acabo de estar rodando el último documental en Madre de Dios, en Perú, donde se extrae oro de forma ilegal, donde hay más de 100.000 mineros trabajando que tiene como única distracción el sexo y el alcohol. Y demandan sexo de menores, de niñas de 12, 13, 14 años, que encima no cobran nada por ello. Y cuando estas niñas quedan embarazadas, las tiran al río. ¿Por qué escribo entonces sólo realidades? Porque yo como guionista sería incapaz de escribir tanta maldad.

¿En qué momento decidió dejar de ser actriz y convertirse en directora de cine?

Siempre dije que si en mi pueblo hubiera tenido referencia de alguna mujer directora, yo hubiera dicho: «Quiero ponerme detrás de una cámara». Pero no la tuve. Y, de hecho, yo misma cuando era actriz tenía muchos prejuicios a dar ese salto por miedo al qué dirán. Pero me quedé embarazada de mis niños y me pareció un buen momento para estudiar cine y prepararme.

Después de haberse consolidado como directora, ¿ha pensado en volver a ponerse delante de una cámara?

No. Mi etapa como actriz ya ha terminado. Ahora lo que me gustaría sería trabajar con buenos actores y actrices como directora. El salto que di en su día no tiene retorno. Otra cosa es que siga colaborando en tertulias o charlas, pero sólo como comunicadora; como actriz nunca más.

Fuente: www.informacion.es